A nivel psicológico tan importante es enfadarse como perdonar lo que influye en nuestro bienestar.

Para poder perdonar es necesario tener la capacidad de transformar la idea que tiene una persona sobre un hecho. En este proceso de cambio intervienen factores afectivos y cognitivos.

El perdonar no significa olvidar si no recordar la ofensa dándole un nuevo enfoque en el que no se mantenga un sentimiento negativo.

He aquí donde empieza el papel del mediador.

Hay personas que llegan a la consulta con síntomas de estrés, ansiedad, ánimo bajo u hostilidad, sin ningún tipo de problema aparente y tras realizar la terapia del perdón, vuelven a notarse mucho mejor tanto a nivel físico como psicológico.

Durante las sesiones el mediador irá facilitando el camino hacia el bienestar y hacia la liberación de los sentimientos negativos.

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